¿POR DONDE EMPEZAR?
1. Tomar la cantidad de agua recomendada cada día: bien es sabido que nuestro cuerpo esta compuesto en un 65% por agua, por lo tanto tenemos que intentar estar siempre en un nivel óptimo de hidratación. Un truco podría ser pesarnos antes y después de hacer ejercicio, así sabremos cuánta cantidad de agua hemos perdido, debes recuperar dicha cantidad bebiendo agua en el post-ejercicio. Como en todo, debemos buscar el equilibrio y no caer en el error de beber más agua de la que necesitamos, ya que podemos dilatar nuestros músculos abdominales y provocar el efecto contrario.
2. Elimina la sal en tus comidas: cuando consumimos alimentos ricos en sodio, hacemos que nuestras células se hinchen de agua, para prevenir la acumulación de dicho sodio y así se diluya en nuestro organismo debemos eliminar, o reducir, la sal en nuestras comidas. Si te gusta darle sabor a las comidas, no te preocupes, puedes utilizar diferentes hierbas aromáticas, especias o zumo de limón.
3. Consume la cantidad suficiente de fibra: intenta siempre introducir alimentos con alto contenido de fibra en tus comidas, tanto en frutas y verdura como en arroces, pastas y harinas, con esto conseguiremos que nuestro intestino se regule y elimine todos aquellos desechos que no queremos.